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Acaba el año. El 2013 ha
sido otro año para olvidar, o al menos eso nos han querido hacer
creer. Porque digo yo que constantemente suceden cosas, buenas y
malas, pero los responsables de contenidos de los medios de
comunicación parecen empeñados en darnos a conocer únicamente las
malas.
Dicho esto, decir también
que afronto el fin de año enfermo y sólo. Pero la verdad es que no
me importa ni lo más mínimo. Mientras que a mí una gripe,
constipado, resfriado, galipandria o trancazo, llámenlo como gusten,
me ha dejado fuera de combate, el resto de mi familia se reúne en
estos tiempos de “bonanza económica” para despedir el año con
otra comilona. Y con esta ya van... déjenme que haga cuentas...
nochebuena, navidad, San Esteban y nochevieja... cuatro despilfarros
en nombre de la tradición, de la religión y del consumo.
Creo que de lo
anteriormente leído muchos de ustedes llegarán a la conclusión de
que soy el raro de la familia, una persona antisocial, un aguafiestas
en definitiva. Yo lo veo de otra forma: no soy raro, únicamente
suelo pensar al contrario de la mayoría de la gente. Y no me
considero un ser antisocial ni un aguafiestas. Como ateo convencido
comprenderán ustedes la gracia que me hace el componente religioso
de estas fiestas. Aparte, las convenciones sociales me superan: ¿por
qué reunirse todos los años en las mismas fechas y no un 29 de
febrero o un 32 de agosto?. Muchos de ustedes estarán pensando: “muy
sencillo, por tradición”. Pues déjenme que les diga tres cosas:
JA, JA y JA. Así como el capitalismo y el consumismo nos han ido
introduciendo celebraciones como Halloween o Santa Claus en nombre
del dios dinero nada les impediría conseguir que en un futuro
celebrásemos cualquier gilipollez en la fecha que ellos desearan.
Y finalmente esta el sentido común, los famosos dos dedos de frente que al
parecer les faltan a muchos. Porque ¿cómo esta el patio?. Muy mal
¿verdad?. ¿Entonces a que viene todo este despilfarro?. Quien las
este pasando canutas evidentemente no celebrará una mierda pero me
apuesto un ibuprofeno y medio paracetamol a que todos los que viven
muy justitos económicamente hablando se van a poner de gambas,
turrón y cava hasta los ojos.
Adiós a todos. Esta
noche, entre tos y tos, no me pienso comer las uvas. Bye Bye 2013.