lunes, 11 de abril de 2011

La corrupción se presenta a las elecciones.

Los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, se tiran a la cabeza todos los días los casos de corrupción del contrario. Pero ambos -y, en menor medida, otros partidos- llevarán previsiblemente imputados por corrupción en sus listas el 22 de mayo. Ni PP ni PSOE, que se han dotado de códigos éticos internos para garantizar un ejercicio transparente del poder público, se comprometen tajantemente a no llevar imputados en sus listas. Mientras el PP incluirá a imputados e implicados en algunos de los más graves casos de corrupción (Gurtel y Brugal), los imputados del PSOE lo son fundamentalmente por casos menores de pequeñas y medianas localidades. En total, más de 100 candidatos implicados en causas judiciales concurren en las listas. ¿Entonces qué tienen de ético sus códigos?. Aquí, más que ante “códigos éticos”, estamos ante “códigos estéticos”.
IU, dando ejemplo, presentó su nuevo código ético, que exige la regulación por ley de los salarios de los concejales, declaraciones de intereses de los cargos implicados en cualquier adjudicación, la prohibición de recibir regalos. Un verdadero código ético que obliga a sus candidatos a dimitir en caso de "imputación y procesamiento" por corrupción.



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