jueves, 31 de marzo de 2011

2+2=5

En cierta ocasión Bertrand Rusell daba una conferencia sobre la lógica en las matemáticas. En un punto dijo: "Contrariar sus reglas, sólo trae calamidades. Basta una premisa matemática falsa para poder probar cualquier disparate". En ese momento alguien del público se levantó, burlón, y dijo: "¿En serio?. A ver, si 2+2=5, demuéstreme que yo soy el Papa..." Sin inmutarse siquiera, Russell le contestó: si 2+2=5, entonces 5=4. Restémosle 3 y tenemos que 2=1. Si usted y el Papa son dos... el Papa y usted son 1... por lo tanto, usted es el Papa”... Los aplausos inundaron la sala.



miércoles, 30 de marzo de 2011

Apuntes de antipsiquiatria...

En 1961, Thomas Szasz, médico psiquiatra, psicoanalista y actualmente Profesor Emérito de la Universidad del Estado de New York, publicó "El mito de la enfermedad mental", que inició un debate mundial sobre los denominados trastornos mentales. Szasz pertenece al movimiento de la antipsiquiatría, cuya principal tesis es que la mente no es un elemento físico sobre el que se puedan realizar pruebas médicas objetivas y científicas por lo que el diagnóstico de “enfermedad mental” no es válido. Una enfermedad (da igual cual: artrosis, colesterol, cáncer...) existe porque puede ser detectada por una prueba médica y por tanto diagnosticada. ¿Entonces, de donde proviene la existencia de los cientos de enfermedades reunidas en el DSM 4, el manual por el que se rige la psiquiatría?. Proviene de una votación. La Asociación americana de psiquiatría decide anualmente por votación los pensamientos y comportamientos subceptibles de ser una enfermedad mental. Si gana el “sí”, es una enfermedad mental, si gana el “no”, no es una enfermedad mental.
La antipsiquiatría, por lo tanto, no habla de “enfermedades mentales” sino que prefiere hablar de “comportamientos”, y no habla de “diagnóstico” sino de “estigmatización” pues el diagnóstico de cualquier enfermedad mental representa una injusticia y un perjuicio para el individuo. Está demostrado que de los cientos de enfermedades mentales no existe ninguna que provoque deterioro físico o la muerte del individuo, y para ninguna de ellas existe tratamiento farmacológico que las cure. A pesar de ello, psicólogos y psiquiatras no dudan ni un instante en aplicar tratamientos farmacológicos que lejos de curar (pues los pensamientos considerados “anormales” y los comportamientos que estos generan no pueden ser curados por ninguna substancia) lo único que hacen es sedar al individuo, anularlo. Muerto el perro, muerta la rabia. Detrás de ello estan los multimillonarios intereses económicos de una industria farmacéutica que no cura nada y el Estado Terapéutico (la alianza entre Estado y psiquiatría). Porque ¿qué comportamientos son “normales” y, por tanto, han de ser aceptados por la sociedad y qué comportamientos son “anormales” y, por lo tanto, no aceptados por la sociedad?. Lo deciden ellos, lo que representa un magnífico mecanismo de control social.


martes, 29 de marzo de 2011

Los no lugares: un síntoma más de la soledad de la condición humana contemporánea.


 

Vivimos tiempos excesivos -"sobremodernos"- en los que la historia se acelera y se multiplican los espacios. En estas circunstancias proliferan los no-lugares, espacios propiamente contemporáneos de confluencia anónimos donde personas en tránsito deben instalarse durante algún tiempo, como por ejemplo un supermercado, un aeropuerto, un trasbordo de metro, espacios que apenas permiten un furtivo cruce de miradas entre personas que nunca más se encontrarán. Los no lugares convierten a los ciudadanos en meros elementos de conjuntos que se forman y deshacen al azar y son simbólicos de la condición humana actual y más aún del futuro. No se trata de territorios existenciales, en los no-lugares, infestados de gente, no hay nadie.

Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropologia de la sobremodernidad”, de Marc Augé.

"Ezlekuak", Lisabö (Bidehuts, 2007).



Aviso para navegantes...

 

Soy el Nadie. "Blog de destrucción masiva" es tan sólo un juego de palabras que espero no sea malinterpretado, no pretendo destruir nada. Mi intención con este humilde blog es, entre otras cosas, poner en duda el patético discurso social promovido por los medios de comunicación. Supongo que el blog será una especie de cajón de-sastre que contenga no la famosa tuerca que a más de uno le falta sino las tuercas que me sobran, que son unas cuantas.

Paso de los "paraísos artificiales", paso de la cultura del éxito norteamericana y de las estrellas que esta produce. Paso de la "fiesta", de las modas y de la campaña de consumo, terror y analfabetización de los medios de comunicación. Soy todo un experto en perder trenes y coger resfriados así que Andy Warhol: mis 15 minutos te los puedes meter por el culo, que yo no los quiero. ¡Ah sí!, también desperdicié un lustro de mi vida estudiando una carrera universitaria, tengo mal despertar y soy muy maniático (no confundir con maníaco). Aparte de todo esto, soy buen chaval.

Hechas las presentaciones, me despido hasta que considere algo lo suficientemente importante como para escribir aquí sobre ello. Hasta entonces finalizo mi primera entrada a este blog con las sabias palabras de Ignatius Reilly: "Su total ignorancia de lo que profesa enseñar merece pena de muerte. Dudo que sepa usted que a San Casiano de Imola le mataron sus propios alumnos atravesándole con sus estilos. Su muerte, un martirio perfectamente honorable, le convirtió en santo patrón de los profesores. Encomiéndese a él, tonto extraviado, pseudopedante, pues necesita usted realmente un santo patrón. Aunque sus días están contados, no morirá usted como un mártir (pues no defiende usted ninguna causa santa), sino como el perfecto imbécil que en realidad es". Extraído de La conjura de los necios, de John Kennedy Toole.